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  • Foto del escritorCarla

Dos días en París.


La capital francesa tiene muchísimos lugares para visitar, pero nosotros solo teníamos dos días para recorrerla, por lo que tuvimos que organizar un itinerario, bastante cargado, para aprovechar el tiempo al máximo.

Las experiencias de otros viajeros, junto con sus consejos, fueron fundamentales para que esto se pudiera lograr.




Para llegar a París desde Roma, hay varias opciones, las más utilizadas por los turistas, son el tren y el avión; comparando la relación entre costo y tiempo que insume cada uno, la más conveniente resultó ser el avión,haciendo la salvedad, que para hacerlo más económico,tomamos un vuelo que llegaba a destino en altas horas de la noche.

El aeropuerto de arribo fue Charlles de Gaulle, desde allí hay transportes públicos y privados, para llegar al casco urbano.


Para trasladarse en París e ir desde un atractivo a otro, también se pueden optar por diferentes opciones, el metro es el más económico, y como hay variedad de líneas, se puede llegar rápidamente de un lugar a otro, sin perderse en el intento.





Los imperdibles de esta ciudad, son los que aparecen en la mayoría de las guías turísticas, la Catedral de Notre Dam, Museo de Louvre, Avenida de los Campos Eliseos, Petit y Grand palacio, Arco de Triundo, Torre Eiffel, Moulin Rouge, Basílica del Sagrado Corazón, Barrio de Montmartre, La Défense, entre tantos otros.

Pero cuando el tiempo es tan escaso, hay que decidir cuáles visitar solo desde el exterior y a cuáles ingresar.



En nuestra experiencia, en los museos, elegimos entrar al de Orsay , donde se pueden ver obras originales de artistas pertenecientes al período postimpresionista, como fueron Van Gogh, Toulouse Lautrec, Degas, Gauguin, Seurat, Renoir, Rodin, etcétera.


A la Torre Eiffel, que se ve desde casi todos lados, subimos en las últimas horas de la tarde, lo cual se puede realizar en ascensor, abonando un ticket o a pie, subiendo innumerables escalones. Realmente estuvo bueno el horario, porque se puede observar como poco a poco, la ciudad luz, se va iluminando.



Por la Avenida de los Campos Eliseos,además de muchos locales, hay teatros, museos y están el Petit y el Grand Palacio, ese día, por alguna razón que desconocemos, la entrada era gratuita para recorrer el Petit Palacio, así es que lo aprovechamos. Cuenta con una colección bastante ecléctica de pinturas, esculturas, cerámicas, muebles y demás objetos artísticos.


Para llegar a la Basílica del Sagrado Corazón de Montmartre, hay que subir muchos escalones, hay otra opción para hacerlo en ascensor, pero cuesta algunos euros. La construcción es imponente, además que desde allí se pueden observar vistas muy agradables. La misma se encuentra en el barrio de Montmartre, zona de espíritu bohemio, que recorrerlo de noche, le agregaba una mística especial.


Por otro lado, La Défense, es la parte más contemporánea, se pueden apreciar edificios de construcciones modernas y materiales también de la época. Es una zona que contrasta con el resto de la ciudad, es como salir del metro y haber viajado en el tiempo.



París es bella por donde se la mire, con solo caminar por sus calles y observar las construcciones tan características, es suficiente para maravillarse en cada paso.

Dos días no alcanzan para recorrerla, y menos un post para describir todo lo que se puede conocer allí. Lo cierto es que con un buen mapa y muchas ganas de caminar, se puede aprovechar al máximo el tiempo y conocer todos los lugres posibles, además de anotarla como una de las ciudades para volver.

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